martes, 21 de marzo de 2017

Desierto

"Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada."

Jeremías 2:2 


Cuando escapé de la esclavitud,
hubo persecución, fuego, mar, milagro y actitud.
Entonces confíe en la esperanza, acepté mi redención.
Corrí al desierto, dejé a mis angustiadores en su perdición.

Mi lengua se deshacía alabando
y mi cuerpo, rendido, adorando.
Cadenas que cayeron,
mis culpas ya no existieron.

Habiendo dado la espalda a mi pasado,
fuego del cielo como guía nocturno me fue dado,
nube divina que de día me guardó y bautizó,
viandas y bebidas que me saciaron. Mi espíritu resucitó.

En mi necedad, incapaz de entender mi libertad,
no supe guardar mi confianza, mi lealtad.
Mas no fue por siempre la reprensión, me fue dado honor.
El tiempo de una generación duró el primer amor.

Aquellas fuerzas de joven en épocas de amores,
devoción íntima que a diario me impulsaban a darle loores.
Tantas veces le tenté y me rebelé. Lo enojé. 
pero me perdonó cuando me humillé.

Hoy duelen las cicatrices de las pruebas que perdí,
Hoy recuerdo su dulzura. Hoy soy vejez y niñez. Hoy sonreí.
Generación llamando a generación con lágrimas y una palabra: Desierto.