La discriminación racial es una de las tantas formas de discriminación
que existen y también una de las más comunes. La discriminación racial es
practicada por todas aquellas personas, grupos y/o instituciones que, según su
punto de vista, son la raza superior, la raza dominante, la raza más fuerte, o
simplemente la mejor de las razas.
Entonces a pesar de lo común e insignificante que puede
parecer este problema, es más profundo de lo que parece puesto que en una
sociedad global, democrática y defensora de la libertad como la de hoy en día,
aún subsisten los prejuicios de hace siglos atrás en los cuales la desigualdad
era algo común y natural.
La discriminación racial puede ser leve (como mirar mal a
una persona de piel oscura) o grave (como agredir verbal, psicológica o
físicamente a una persona de otra raza).
Dejando de lado los conceptos de cómo y qué es el
problema, se debe resaltar lo más importante: ¿en qué consiste la solución?
Primero se empieza por reconocer, aceptar y sobre todo
poner en práctica las acertadas creencias de igualdad social y racial, empezando
por dar ejemplo y promover el cumplimiento de los derechos y deberes inherentes a los seres
humanos.
Aunque es difícil creer que con buenas acciones y
creencias se pueda acabar con este problema, al menos existirá la satisfacción
de que se intentó mejorar la sociedad y que llegara el día en que podrá vivirse
en paz, tranquilidad e igualdad.
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